Problemas visuales, dolores de cabeza, conjuntivitis y fotofobias anormales pueden estar producidos directamente por la utilización de gafas de sol sin ningún tipo de garantía de calidad adquiridas en lugares inadecuados.

 

  1. La protección UV. La radiación UV del sol puede causar fotoqueratitis (quemaduras de la córnea muy dolorosas) y cataratas; crecimientos celulares, en su mayoría benignos, en la superficie ocular como pterigión y pinguéculas. Sombreros y gorras pueden bloquear aproximadamente el 50 por ciento de la radiación UV de los ojos, pero según los especialistas no es una protección suficiente, sobre todo en la playa, en la alta montaña o en el mar abierto.
  2. Protección de la luz azul. La exposición a largo plazo de la luz azul y violeta del espectro solar ha sido relacionado como un importante factor de riesgo de la degeneración macular, especialmente en personas que son “más sensibles al sol”.
  3. Visión cómoda. El brillo del sol y su resplandor, sobre todo en determinadas superficies, interfiere con la visión cómoda y la capacidad de ver con claridad al provocar que las personas entrecerremos los ojos. El cerrar parcialmente los ojos no impide en absoluto que las radiaciones solares sigan penetrando en nuestros ojos.
  4. La adaptación a la oscuridad. Pasar dos o tres horas a pleno sol puede obstaculizar la capacidad de adaptarnos rápidamente a los niveles de luz durante el anochecer o en interiores. Esto puede provocar que la conducción de vehículos por la noche, después de pasar un día al sol sin gafas protectoras, se convierta en una actividad peligrosa.
  5. El cáncer de piel. Los tumores de los párpados y de la piel alrededor de los ojos es más común que lo que la gente piensa. Las personas deben utilizar asiduamente gafas de sol al aire libre si están trabajando, conduciendo, haciendo deporte, caminando o realizando cualquier otra actividad bajo el sol. La radiación solar afecta a nuestros ojos y nuestra piel incluso en días nublados.